El artista

El escultor Manuel Vela Poveda nació en Córdoba, en el barrio de El Campo de la Verdad, lugar en el que desde bien pequeño era conocida su habilidad para el dibujo. Ese don comenzó a encauzarse en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, donde inició su formación plástica. Son años en los que impartían docencia excelentes escultores como José Manuel Rodríguez, Rufino Martos, Antonio Gallardo y Amadeo Ruiz Olmos, a cuyo taller quedó ligado un tiempo como aprendiz. En esta primera etapa de su amplia y exitosa trayectoria priman los dibujos en carboncillo y el modelado, práctica ésta última que se convirtiría en su principal ocupación situándose como eje central de su producción y de su legado académico.

     Su trayectoria formativa se completó en la Escuela Superior de Bellas Artes 'Santa Isabel de Hungría' de Sevilla, donde culminó sus estudios de manera brillante. Carmen Jiménez, Julián Ortíz o Francisco Maireles fueron algunos de sus profesores en esos años que supusieron su segunda etapa creadora.

     Su dedicación a la escultura ha ido de la mano de la docencia, tarea que ha desempeñado desde su cátedra de Modelado en la Escuela de Artes Aplicadas de Córdoba. Numerosas generaciones de jóvenes han descubierto con Manuel Vela las excelencias y posibilidades de esta práctica artística, una simiente que ha sembrado en todos ellos desde la extrema profesionalidad que siempre le ha caracterizado y desde la dedicación constante a la labor que tan dignamente ha desempeñado. Además de en Córdoba, Úbeda y Cádiz fueron otros de los lugares en los que Vela impartió clase, y entre los alumnos que han pasado por su aula destaca Marco Augusto, escultor en alza y el primer español que cuenta con una escultura en el Vaticano, sin olvidar que es el autor de un conjunto de obras escultóricas que culminan la fachada de la Catedral de la Almudena.

     Manuel Vela ha realizado diversas exposiciones individuales con sus trabajos y ha participado en distintas muestras colectivas o en certámenes que le han hecho merecedor de numerosos premios y distinciones. La mayor parte de su obra se localiza en importantes colecciones privadas, así como en importantes museos españoles.

     La figura humana es la temática que predomina en la obra del artista cordobés. Es el hombre y la mujer como motivo escultórico. El material empleado para sus creaciones es la terracota -barro cocido-, considerada materia divina por aquello de que Dios hizo al hombre de barro. Es el símbolo de la materia primordial y fecunda, que aúna en sí misma el principio receptivo y matricial -tierra- con el dinamizante que rige los cambios y las transformaciones -agua-. A Manuel Vela le satisface poder trabajar con este material porque le permite dejar su huella en cada una de sus esculturas. La terracota deja paso a las ideas del creador como si de un espejo se tratara. No hay alteraciones. La obra palpita como lo hace en la mente del artista, desde donde bulle sin filtro alguno. Aquí no hay moldes, como se utilizan cuando se trabaja con otros materiales como el bronce o la madera. Las inquietudes, las sensaciones y los deseos del autor perduran fielmente reflejados en la superficie moldeable. El creador aprecia la sensualidad y la docilidad como dos de las características primordiales de este material para potenciar la trascendencia de cada una de sus entidades volumétricas.

     Manuel Vela busca en su obra la gracia, la armonía y la serenidad, fundamentando cada uno de sus trabajos en una firmeza constructiva robusta, bien articulada y coherentemente dispuesta. Sus planteamientos temáticos más personales nos muestran una estética profundamente andaluza y mediterránea, reveladora de una obra plena, tocada del candor y de la gracia del más atemporal clasicismo. Con el paso de los años, este escultor, que también ha coqueteado con la pintura, ha evolucionado en sus trabajos dejando atrás la profusión de detalles y dando paso a una obra más simplificada.